Cuando vi por primera vez la película AVATAR, sentí que había llegado un momento importante para los que seguimos insistiendo en co-crear un mundo mejor...
Solo sugiero leer detenidamente éste artículo y disfrutarlo en especial en los pasajes en que describe lo que almas sensibles hemos ido encontrando como mensaje esperanzador y en mi caso, después de la quinta vez que "repasé" la lección que me deja, siento un compromiso mayor de profundizar el trabajo en mi para merecer llegar al "Árbol de las Almas" y poder decir "TE VEO" con todo el significado que ello conlleva!!!
Abrazo de Luz !!! Tom
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“Nacer, morir, renacer y evolucionar, esa es la ley universal”
A estas alturas apostaría que la mayoría de vosotros ya ha visto la película por lo que me sentiré libre al hablar sobre ella. He leído todo tipo de críticas y comentarios sobre Avatar y la mayoría habla del alegato ecológico que ha supuesto la película de James Camerón, en algunos casos; en otros comentan que se trata de una lucha entre culturas, humanos contra alienígenas…
He escuchado opiniones para todos los gustos, peli de tópicos, peli sencilla, infantil y simplona, que conjuga una bonita historia de amor con una gran batalla entre dos mundos diferentes. La eterna dualidad entre el bueno y el malo.
Y sí, estoy de acuerdo, Avatar contiene todo esto. Una historia sencilla envuelta con una extraordinaria técnica 3D que ha hecho del resultado final algo espectacular, innovador e impactante.
Sin embargo, como el momento y las circunstancias de cada uno marcan l
a interpretación de toda obra de artediré, que desde el principio, para mi, Avatar ha sido mucho más. Sentí que, con las gafas, en aquella sala de cine 3D, empezaba la ascensión de vuelta a casa.
Como si James Cameron hubiera hecho cien películas en una, me cautivó y me convirtió en Jake, que consigue conectar con su alma, con su yo interior. Y cuando conecta supera las limitaciones de su cuerpo físico y entiende que pertenece a una unidad, a algo muy superior, mucho más grandioso, a un mundo diferente.
Tan poderosa me parecía esa visión que cada vez que Jake dejaba a los na’vi para volver a la gris realidad yo tampoco quería volver con él, hacia atrás. Lo que parecía fantasía al principio, efectivamente, era ahora realidad, una realidad que ya nunca más quería abandonar.
Como una divinidad encarnada, como un Avatar, recordaba
la profecía maya que vaticina que, en un futuro, cada vez más cercano, seremos una dimensión más etérea, un escalón más hacia arriba, más alejados de este mundo tan denso, tan rudo. Con cada movimiento sutil de los na’vi sentía que podía empezar ese camino de regreso.
Con Jake en su cuerpo Avatar, yo conectaba con mi alma y me recordaba que dentro de nosotros está todo el conocimiento, todos los recuerdos del árbol de las almas. Sólo desde ese estado tan íntimo, somos lo que de verdad somos, uno más de la naturaleza, uno más del universo, conectados a todo lo que ello significa. Sin conexión no hay verdad. Sin verdad no hay libertad.
Como Jake, que es un niño cuando llega a Pandora, que debe aprender el camino al interior, viví todas y cada una de las fases de preparación hasta llegar a lo más alto, de la tierra al agua, al aire y al fuego. Cuando consigamosgraduarnos en el nuevo paradigma social que está llegando de puntillas, lograremos las alas. Con ellas veremos que no hay límites, que con la fuerza del secreto iremos allí donde nos propongamos, allí donde nuestra intención proyecte.
Como el pájaro que obedece a nuestra voluntad, somos dueños de nuestro destino cuando descubrimos quienes somos en realidad, cuando trascendemos el ego. Llegamos entonces a entender que el guerrero sin sentido es el que, o mata, o muere, generando destrucción. Sólo cuando alcanzamos la sabiduría nos convertimos en el guerrero de la paz, el que lucha en base a nuevos valores, a nuevos ideales, creando belleza y desplegando amor.
La cola que nos conecta con el interior…, el árbol de las almas como la conexión con todo el conocimiento ancestral del universo…, la foto de Jake abrazado a todo un pueblo cuando se gradua como adulto en un ejercicio de unidad suprema…, la alusión constante, a través de la incandescencia de los seres de Pandora, a una conexión energética, telúrica, de todos los seres…
He sentido todos y cada uno de los guiños que James Camerón hace del
choque entre paradigmas, uno que está muriendo y otro que puede llegar a nacer. Entre personajes que mueren para volver a una nueva vida, para renovarse a nuevos valores. Y como toda muerte que no lo es, dejando claro
el concepto de la inmortalidad del alma. No siempre ni a cualquier precio, sino siguiendo las leyes universales. Un alma que no es de este mundo pero que se sirve de él para llegar a ser quien necesita ser.
Para mi la película de Avatar recupera el poder de la tribu, el poder del amor, de la solidaridad, el poder del respeto hacia los demás y hacia la naturaleza, el respeto a nosotros mismos. Y se explaya en las consecuencias de que violemos la ley natural. Exclama una naturaleza, como arma poderosa, que puede destruir todo si se rompe el equilibrio.
Sólo se ve de verdad con los ojos del corazón, decía Exupery, con los ojos del interior se ven los na’vi, desde el alma conectan y se aman. Película sencilla sí. Tan sencilla como cada uno la quiera ver.
En mi opinión, tras quince años de trabajo, James Cameron abre la caja de Pandora, para ver si en ella la diosa griega se dejó, de verdad, la esperanza. Y quería ver como esa esperanza echaba a volar en su película, a través de los Avatar, para decirnos a todos los que hayamos querido ver, con el corazón, que un nuevo mundo es posible. Desde el interior, sólo desde el interior…