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lunes, 3 de mayo de 2010

¿Cómo puedo no cumplir con Tu Voluntad si es la misma que la mía?


Será que nos queda claro esto de "cumplir La Voluntad Divina" ? Que bien expresado lo percibo en éste diálogo de Neale con Dios !!!  

¿Cómo puedo no cumplir con Tu Voluntad si es la misma que la mía?



Ésa es una pregunta compleja - y no es un mal punto para empezar; un punto de despegue sin ninguna falla para que empecemos este diálogo.
Retrocedamos unos cuantos pasos. Yo nunca dije que Mi Voluntad era tu voluntad.

¡Sí lo hiciste! En el libro anterior dijiste muy claramente: "Tu voluntad es Mi Voluntad".

En efecto, pero no es lo mismo.

¿No lo es? ¿Acaso me engañaste?

Cuando Yo digo "Tu voluntad es Mi Voluntad", no es lo mismo que decir "Mi Voluntad es tu voluntad".
Si cumplieras con Mi Voluntad todo el tiempo, no tendrías que hacer nada más para alcanzar la Iluminación. El proceso habría terminado. Ya estarías ahí.
Un día de no hacer nada excepto Mi Voluntad te llevará a la Iluminación. Si hubieses hecho Mi Voluntad todos los años de tu vida, no necesitarías enfrascarte en este libro ahora.
Por lo tanto, es evidente que no has estado cumpliendo con Mi Voluntad. De hecho, la mayor parte del tiempo ni siquiera conoces Mi Voluntad.

¿No la conozco?

No, no la conoces.

Entonces, ¿por qué no me dices cuál es?

Lo hago. Pero tú no me escuchas. Y cuando escuchas, no oyes realmente. Y cuando oyes, no crees lo que estás oyendo. Y cuando crees lo que estás oyendo, no sigues las instrucciones de todas formas.
Así que decir que Mi Voluntad es tu voluntad es obviamente inexacto.
Por otra parte, tu voluntad es Mi Voluntad. Primero, por que la conozco. Segundo, por que la acepto. Tercero, porque la alabo. Cuarto, porque la amo. Quinto, porque Yo la poseo y la llamo Mía Propia.
Esto significa que estas en libertad de hacer lo que desees y que Yo haré Mía tu voluntad, por medio de un amor incondicional.
Ahora bien, para que Mi Voluntad fuera la tuya, tendrías que hacer lo mismo.
Primero, tendrías que conocerla. Segundo, tendrías que aceptarla. Tercero, tendrías que alabarla. Cuarto, tendrías que amarla. Finalmente, tendrías que referirte a ella como la tuya propia.
En toda la historia de tu raza, sólo unos cuantos hicieron esto consistentemente. Un puñado lo hizo casi siempre. Otros lo intentan mucho. Una buena parte de personas lo hacen de vez en cuando. Y, prácticamente, todo el mundo lo hace en raras ocasiones, si bien algunos nunca lo han hecho.
Fragmento del Libro Conversaciones con Dios 2 de Neale D. Walsch

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